miércoles, 20 de octubre de 2010

Oda a Las Victorias

Conocí por primera vez la Confitería Las Victorias hace 3 años. Desde que empecé a trabajar cerca de este mojón de la gastronomía porteña habré entrado y salido de ese local unas 500 veces, a razón de 3 por semana durante casi 40 meses (¿da la cuenta?). Son muchas idas y venidas que me dejan bastante para comentar.

Las Victorias Delicias Argentinas SRL –tal es su razón social– es una confitería centenaria (¿cuántas otras panaderías/confiterías de Buenos Aires serán centenarias?). Para los escépticos, va una foto en donde claramente se ve el cartel de entrada que confirma orgullosa su trayectoria “Des e 1909” (es probable que ese mismo año se le haya caído a la marquesina la D faltante ya que desde mucho antes de que yo la conozca no está más).
Las Victorias tiene todo lo que una panadería tiene que tener. Me costó dos años encontrar la pizarra negra que exhibe la lista de precios; está escondida entre los muebles de las masas y el de las tartas, al lado de un adorno floral tipo ikebana y encima de un collar de ajos: ahí está todo. Esta pizarra me abrió los ojos al mundo cuando un mediodía de este verano descubrí que pebete era en realidad P.B.T. La foto no es muy buena pero tiene valor documental:
Aunque en la imagen no se lee bien, la pizarra lista el ABC de una panadería/confitería tipo: pan francés, pan “negrito”, miñoncitos, figacitas de manteca, cremona, P.B.T. (pebetes), facturas (a $16,80 la docena), sandwiches triples (comunes y especiales), masas secas finas y tortas (a 65 pe el kg, 40 el bizcochuelo).
Todo eso y mucho más es lo que Las Victorias tiene. Y es atendido por gente muy amable, mujeres en su mayoría, de todas las edades, prolijamente vestidas con camisas azules con el nombre del lugar bordado en letra cursiva.
Pero lo que realmente siempre me llamó la atención de esta panadería (lo que me motivó a agarrar la cámara para tímidamente intentar ilustrar esta entrada) es la decoración del local. Es una estética kitsch muy extraña pero que en conjunto genera una armonía y un equilibrio total. Para ello, se vale de objetos simples que procedo a enumerar: botellas de vino, botellas de sidra, botellas de champagne, estatuas de enanos, macetas con plantas artificiales, canastas con uvas de plástico y algún que otro cartel de ocasión con letras flúo.
Cada uno de estos elementos está prolijamente colocado y separado a una distancia prudente del otro en un orden particular como se ve en esta foto (de izquiera a derecha: champagne, vino, enano, champagne, vino, maceta, sidra, sidra, vino, enano, espumante, espumante, espumante, espumante, espumante, espumante, maceta, champagne, champagne, ikebana, sidra, sidra…)

Las Victorias queda en Talcahuano 921, entre Marcelo T y Paraguay.
¡Hasta Las Victorias siempre!

2 comentarios:

JLL dijo...

Las viejas panaderías de barrio son lo mejor

Anónimo dijo...

cOMO ADNA PEDRITO UNGUI?
Andy