miércoles, 29 de septiembre de 2010

Degustación de pañales

Pedro está muy bien y hoy salió a conocer el mundo por primera vez desde que llegamos a casa el sábado pasado. Al mejor estilo boxeador profesional, su pesaje dio bien en la báscula (y eso es bueno). Ahora queda completar los deberes que nos encargaron (vacunas, estudios, etc) y convencerlo de que el moisés es un lugar muy cómodo para dormir. Además, tal como nos habían advertido, hoy presenciamos en vivo un desastre de proporciones mientras cambiábamos el pañal. Pedro quedó todo manchado hasta la espalda y hubo que luchar y limpiar a toda velocidad para que el chorro loco no se vaya más allá de los límites del cambiador. Un pañal menos y una anécdota más...
Sobre ese tema también, entre las 30 dudas que nos olvidamos de consultarle esta mañana al pediatra estaba el tema de los pañales. Sumando los que habíamos estockeado antes de que nazca, más los del sanatorio y otros que compramos ya somos clientes de cuatro marcas diferentes:


  1. Sin marca ni modelo a la vista Son los que usamos en el sanatorio. Sencillos pero efectivos. Se bancaron bien las primeras y pastosas deposiciones.
  2. Huggies Recién Nacido Suave Capa absorción doble bloque diseño especial que ayuda proteger el ombligo Mucha presentación para unos pañales bastante comunes al fin y al cabo. En la bolsa anuncia que contienen motivos con los personajes de Winnie the Pooh. Pero las impresiones se resumen únicamente a imágenes Tigger y el propio Pooh. ¿Dónde están Igor, Piglet, Kanga-Rito, Buho y los demás?
  3. Huggies Classic Recién Naciodo AHORA con Cintas tipo ABROJO Es una versión menos sofisticada de los anteriores. Y andan parecido, pero el doble bloqueo ha fallado y traspasado las fronteras del plástico más de una vez. Sientan bien pero no parecen tan absorbentes.
  4. Pampers new baby oruga flex corte para el ombligo abraza y Protege suavemente Todavía no los probamos y me intriga averiguar más sobre esa oruga remolona.
Queda evaluar la opción pañaleras pero mientras tanto se aceptan consejos de padres experimentados.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Hola, pequeño ser


El taxista, un hombre amable de unos 60 años, estaba muy comprometido con la causa. Por un momento –creo– se le cruzó por la cabeza la idea de que Pedro podría nacer en su auto y que sería nota de color en todos los noticieros de la tarde. No le molestó para nada que lo paráramos para hacer un viaje muy corto, de no más de cuatro cuadras. Desde el momento en que vio la panza no paró de hablar ni de hacer preguntas: ¿Cómo se va a llamar? ¿y de qué cuadro va a ser? ¿es el primero? ¿querés que saque la mano y empiece a tocar bocina para llegar más rápido? ¿ya está por nacer?
A esa última inquietud contestamos los dos a la misma vez con un enfático “no creo”. Faltaban 12 días para la FPP (fecha probable de parto) y teníamos una agenda muy cargada para estas jornadas previas: trámites, casamientos, cumpleaños, más trámites. No estaba en nuestras cabezas la idea de que el parto pudiera adelantarse; ni el bolso habíamos preparado. Pedro, en cambio, tenía otros planes.
“Vamos Peter todavía”, gritaba el tachero mientras estacionaba sobre la dársena de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina el jueves pasado a las 10 de la mañana. Pedro no nacería allí, pero el equipo de parteras estaba trabajando en ese lugar durante la mañana. Dos horas antes habían empezado las contracciones y, tal como nos habían enseñado en el curso de preparto, anotamos en una bitácora la hora, intensidad y frecuencia. Parecían irregulares. Igualmente, a la hora y media, cuando al Sertal no le quedaba margen para hacerle frente al dolor, llamamos a Sara, la capa-partera. Nos preguntó por dónde andábamos. “Vénganse para acá que te revisamos y nos sacamos las duda”, ordenó cuando le comentamos que vivíamos a tres cuadras de la Suizo.
En el tercer piso de la clínica, confundida entre un mar de panzas, Agus quedó esperando unos minutos hasta que apareció la partera Vanesa, a quien habíamos conocido el viernes anterior en el primero de los monitoreos (eran tres, pero no hubo más) en el consultorio de Goñi y equipo, LOS médicos obstetras. Vanesa sería durante las próximas dos horas y media una especie de gurú espiritual del que no nos separaríamos más. Fue ella quien, ante nuestra incredulidad, avisó que el trabajo de parto había comenzado y que conoceríamos a Pedro ese día. “¿Hoy a la noche? ¿A la tarde?”, quisimos saber. “¡No! ¡ahora al mediodía!”, aclaró ante nuestra perplejidad.
Cuando por fin aceptamos que las contracciones eran ciertamente de parto, no quedó más que recoger las cosas y caminar del brazo de Vanesa las dos cuadras que separan a la Suizo del Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento.
El IADT fue la primera casa de Pedro hasta ayer a la noche y es el mismo lugar en donde yo nací hace algo más de 30 años. Es ese sanatorio que queda sobre la calle Marcelo T. de Alvear (aunque en la época de mi nacimiento todavía se llamaba Charcas, por eso hoy nuestros abuelos la siguen llamando así).
En el Diagnóstico no quedaba mucho tiempo para perder. Apenas lo mínimo para hacer los trámites de internación y algunos llamados de rigor… directo a cambiarse y a meterse a la sala de partos. Ese lugar, un pseudo-quirófano lleno de aparatos hostiles, empezó a poblarse de gente. A la presencia inclaudicable de Vanesa se le fue sumando primero la de dos enfermeras, María y otra cuyo nombre nunca conocimos, la del anestesista (Juan), dos neonatólogos y, más cerca de la hora, la de Omar, el obstetra encargado de sacar a Pedro. Con todos ellos más nosotros tres la cuenta asciende a unas 10 personas. Parecen muchas, pero me di cuenta de que cada una de ellas cumple una función clave. El más prescindible de todos los que estábamos ahí adentro era yo.
Para ponerle la peridural a Agus me echaron de la sala. Unos minutos y un par de quejidos más tarde volví a entrar para asistir al tramo final del parto, el más importante. Con la peridural el dolor se va. Así que sólo quedaba la parte de empujar, cosa que Agus, con la ayuda del equipo, hizo muy bien. ¡Y llegó Pedro! Hora de nacimiento: 12.22 del 23 de septiembre de 2010.
Si lo que estoy contando fuese una película, lo que viene ahora sería un giro dramático en la historia, un punto de quiebre que lleva la acción hacia otro lado. Es que a Pedro le costó respirar y hubo que llevárselo atrás para que le dieran oxígeno. Recién unos minutos después escuchamos los primeros llantos. Y cuando no lo traían de vuelta empezamos a preocuparnos. Aunque entre los que quedaron ahí no se veían gestos inquietos no había nadie que nos dijera “tranquilos, está todo bien, ya lo van a traer”. Un rato después el neonatólogo me llevó atrás y me contó que le estaban dando oxígeno porque no estaba aceptando bien el aire de Buenos Aires y que tenían que controlarlo durante tres horas para hacerle unos estudios y ver si sus pulmones se adaptaban bien al ambiente.
Fueron las tres horas más difíciles de estos últimos meses, sin exagerar.
Sin habitación disponible, sin más novedades y sin Pedro quedamos solos en la sala de parto. Apenas con María, la enfermera, que mientras le cambiaba los apósitos a Agus nos preguntaba si seguíamos alguna novela. “Acá éramos fanáticos de la ‘isla de Lost’”, confesó ante nuestra sorpresa. “Yo me bajaba los capítulos por Internet, los grababa en DVD y los veía durante la semana. ¡Qué malo que fue el final!”, se quejó. Nosotros la escuchamos y le sonreímos, pero no tuvimos muchas fuerzas para seguirle la corriente y contarle que nosotros también éramos fanas de Jack, Kate, Sawyer y el resto de los Losties.
Por fin a las dos horas el panorama se esclareció y todo empezó a estar más que bien. “Pedro está mejor, está respirando bien y quejándose menos; le vamos a hacer unos estudios de laboratorio y si está bien más tarde lo vamos a mandar con ustedes”. Las palabras del neonatólogo trajeron un alivio de ocasión. Apareció una habitación, la 317, y más buenas nuevas: ¡los estudios habían dado bien y nos lo iban a llevar para allá!
Para las 4 de la tarde aproximadamente por fin pudimos tener a Pedro con nosotros. A partir de ahí todo fue disfrutar, aprender y conocer a ese pequeño ser que nos está cambiando la vida, que pesó al nacer 3,555 kg y midió 50 cm.
La 317 se convirtió en un centro de peregrinación de gente: enfermeras, nurses, neonatólogos, pediatras, obstetras, puericultoras, camareras, mucamas, empleados de OSDE, de J&J y hasta de una fotógrafa que le sacaba fotos para poner en la Web. Nunca me imaginé que tendríamos que tratar con tantos gremios a la vez durante nuestra estadía en el Diagnóstico. Llegaron también las visitas (abuelos, tíos, bisabuelos, amigos) para completar el combo. Pensándolo bien, recién ahora que volvimos a casa podemos estar tranquilos los tres.
Pedro es cachetón, cabezón, tiene manos grandes y poco pelo. ¡Es el bebe más lindo del mundo!
Repetí esa frase unas 10 o 12 veces cada vez que me preguntaron cómo es.
Ahora nos tomaremos unos días para dedicarnos a pleno a nuestro rol de padres así que por mi parte queda anunciar que muy probablemente la actividad blogeril sufra una merma durante este tiempo.
Aprovecharé para aprender todo lo que haga falta y descubrir los mitos y verdades de la paternidad. Por ejemplo, a pesar de lo que me habían advertido, cambiar pañales no cuesta tanto y es casi tan fácil como cambiar las pilas de un control remoto.
A todos los que nos ayudaron y acompañaron durante este proceso tenemos que agradecerles profundamente. Quedan pocas palabras para describir lo increíble que es el ahora y a la vez lo inquietante que resulta pensar en el después.
Me voy a disfrutar. Chau.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Vamos Badolato


Badolato Pizza & Café es un bar-restaurant que está en la cuadra de casa. Ocupó un local deshabitado por mucho tiempo en donde funcionaba una fábrica de pastas. Con mucho entusiasmo y después de un período de remodelaciones abrió sus puertas al gran público hace dos meses, durante el Mundial.
Desde entonces pasamos todos los días y vemos –no sin cierta preocupación- que la masa parece no acompañar demasiado al proyecto Badolato. De las 15 mesas que tiene el espacio cuanto mucho vimos apenas tres ocupadas en simultáneo cada vez que pasamos caminando por el lugar (y fueron muchas veces). Una postal que ningún dueño quiere ver es la de las mozas acodadas en la barra esperando la llegada de algún cliente para atender. Y eso en Badolato sucede a menudo.
No tenemos ningún vínculo comercial con el bar pero queremos que a Badolato le vaya bien. Por eso, es mi intención desde acá convocar a todos los tomadores de café de la ciudad y oficinistas que salen a almorzar por la zona Recoleta-facultades-sanatorios que apunten sus antenas hacia Azcuénaga al 1000 (a pasitos de la avenida Santa Fe).
Badolato tiene buenos precios. Por ejemplo, 3 empanadas y una gaseosa de 600 cuestan nada más que 13 pesos; café con leche + 3 medialunas: 11 pesos.
Y el ambiente es muy agradable. Yo se los recomiendo. ¡Vayan a Badolato y hagan feliz a quien corresponda!

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Pos(t)-centenario



unmigone celebra hoy (en tercera persona) su entrada número 100. No puedo resistirme a soltar una frase muy grafiteada durante estos días así que acá va con algunas ligeras modificaciones: ¡No festejen chimpancés! hay unmigone para rato.
Allá por el verano cuando empecé a teclear tímidamente y sin mucha confianza lo que más dudas me generaba era saber si después de unos meses iba a seguir teniendo energías (ganas) para seguir manteniendo y actualizando periódicamente este espacio. Pasó medio año y acá estamos, vamos por el 100 y seguimos contando.
Algunas de las sensaciones que este blog me permitió compartir en el transcurso de estos meses: Amar al invierno y despedir a Lost; analizar el Mundial (parece como si pasaron tres años, apenas fueron dos meses desde que España levantó la copa); aprender sobre el origen del pebete; presentar a Pedro; admirar al Pulpo Paul y a Palermo, entre otros; mostrar rompecabezas; conocer a la nueva hora oficial; combatir hormigas, inodoros e insomnios; hablar sobre música, naranjas y Nesquik; cuestionar al alfajor de arroz, a los taxistas y criticar a la nueva Tita; reconciliarme con las Bay Biscuit e investigar sobre el café con leche con medialunas y los teléfonos públicos; exorcizar un grillo; y polemizar sobre el himno y el hockey femenino;
Algunos cambios en el diseño para celebrar el centenario son el producto de un intento de dar un salto de calidad mínimo. El más notable es el diseño profesional del encabezado. La imagen conceptual y el diseño son cortesía de MM. Unas ventanitas (gadgets) más, nuevas secciones que se vendrán y alguna otra cosita completan las novedades.
Un agradecimiento a todos los visitantes, a los comentaristas, a los conocidos y anónimos y así diría entonces que no queda mucho más para añadir.
¡Gracias de nuevo por pasar periódicamente, sigan anotándose para recibir las novedades y hasta los próximos 100!

(Puse una foto políticamente correcta arriba, acá va una mucho mejor que no me animé a usar para arrancar):


domingo, 12 de septiembre de 2010

Adicional limón en La Querencia

"Muy trucho lo del limón", le dije a la moza mientras se iba caminando con el billete de 100 pesos a bordo de sus bombachas de campo que calzan por encima de la cintura. Volvió sobre sus pasos, ofendida tal vez. Le sonreí. Intnentó balbucear alguna explicación a la cual no le presté mucha atención y dijo que le comentaría el tema a la encargada.
Flashback (35 minutos antes): más cerca de la hora del té que la del almuerzo llegamos a La Querencia dispuestos a no perder más el tiempo y llenar nuestros estómagos lo más rápido posible. El lugar estaba semivacío y las mozas, parecía, tenían más ganas de irse que de quedarse. En esos casos lo mejor es ir al grano; nada de empanadas de entrada ni audutorías a la carta. Todo debe funcionar como un reloj para no retrasar aún más la llegada de los alimentos. Mientras nos limpiaba la mesa ya pedimos las bebidas. Cuando trajo las bebidas ordenamos nuestras comidas. Nada de postre, la cuenta y chau.
El plan salió casi perfecto. "Casi" por culpa de la milanesa, podríamos decir. Es que con un sólo gajo para toda ese pedazo de ternera no alcanzaba. Como era al horno además, tiende a ser más seca. Así que Agus le pidió a la camarera si le podía traer más limón y me encargó a mí la misión de vigilar que la encomienda llegue lo más pronto posible. Dos minutos y medio después llegó un platito de café con cinco medios gajos del cítrico.
Ya dispuestos a pagar llegó la sorpresa; un ítem de las cuentas que hoy conocí por primera vez:
ADICIONAL LIMON (21.00) 1.00
La evidencia, a continuación:
La Querencia es un lugar que nos gusta elegir para comer. Tiene buenos platos y buenos precios, pero a veces se pasa de miserable. No acepta tarjetas y si uno llega a pedir una factura le señanalan a los cañoncitos de dulce de leche de la panadería de la otra cuadra. Con lo de hoy se anotaron un poroto en contra más.
Finalmente, cuando llegó el vuelto vino con sorpresa. "Hablé con la encargada...", dijo la chica y esbozó una excusa para "bonificarnos" el precio del limón. Sonreímos de nuevo, agradecimos de nuevo y dejamos la propina correspondiente. Dijimos chau y hasta la próxima, ¿habrá?.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Hola Twitter, ¿estás ahí?

Armé mi usuario de Twitter a principios de este año. ¿Cantidad de tweets hasta hace tres días?: 0. Nunca le encontré mucho la gracia a esta red social. Siempre me pareció más una vidriera para famosos (en el sentido amplio de la palabra: políticos, celebrities, deportistas, periodistas) que una herramienta para comunicarte con tu gente (Facebook, en ese sentido le saca una ventaja enorme al pajarito).
Este post habla de lo que pasa en España, pero confirma un poco mi percepción: “Fuera del ámbito tecnológico/friki/blogger o como queráis llamarlo, la verdad es que Twitter no lo usa nadie, o casi nadie”, dice el blogger que lo escribe.
Pero también dicen muchos (este tipo también) que hasta que uno no lo usa no entiende ni conoce su verdadero potencial adictivo: “Si intentas explicar a alguien qué es y para qué sirve el servicio probablemente te mire con incredulidad (…) Como casi todo lo bueno, el verdadero valor se descubre cuando empiezas a darle uso”.
El lunes pasado, después de una conversación más con twitteros encantados decidí darle una oportunidad a la t minúscula celeste . No tengo acceso a Internet desde mi celular con lo cual no puedo dejar mis impresiones callejeras (ese me parece que es verdadero valor de Twitter) así que tengo que tomarme el trabajo de ingresar en twitter.com para postear y ahí reconzco que la pereza me gana. Por eso, la experiencia en el mundo del microblogging hasta ahora fue más o menos. Cumplí hoy mis primeros 10 tweets y sigo contanto. El más complejo fue el primero: Busco comprender la complejidad de las relaciones humanas. Me resigno ante la confortable cotidianeidad;desisto ante la inalcanzable verdad. Intento encontrarle la vuelta a lo que se puede poner. Cuando se me ocurre una idea y me queda cómodo (o sea, tengo la computadora o notebook más o menos a mano) la pongo. Elegí seguir a todos los famosos con los que me fui cruzando allí. Desde CFK hasta Francis Mallmann. Y no sé si vale promocionar para que me sigan, pero si les gusta los invito a sumarse a mi docena de orgullosos followers.
Navego por el tope de 140 caracteres con cierta discreción. Me falta soltar la mano. Intentaré seguir buscándole la vuelta a lo que puedo poner. Fase experimental 1.
Puse una ventana en el costado de este blog para poder mostrar los twitts recientes. Si me quieren seguir o escribir, se puede hacerlo desde ahí o buscándome como @unmigone.
Nos vemos aquí o allí, si es que están.

lunes, 6 de septiembre de 2010

El Hockey es un deporte de hombres


Apuro la sentencia para poder ir rápido a los argumentos (y a la polémica):
Está todo bien con las Leonas pero, mal que le pese a todoas laos jugadoreas y fanáticoas, el hockey sobre cesped es, en esencia, un deporte de hombres.
¿Por qué?
Básicamente porque es muy violento. Es un juego de contacto, que se juega con un palo (un arma) en el cual se empuja una bocha pesada que recorre la cancha a gran velocidad y expone a los jugadoreas a grandes golpes. Se juega, además, casi sin protección (salvo las arqueras). No es una imagen muy femenina la de una mujer corriendo con un palo y pegando bochazos. No entiendo cómo nadie más piensa en esto. Me siento muy sólo en mi declaración.
¿Lo pueden jugar las mujeres? Sí, así como hay mujeres boxeadoras las mujeres pueden jugar al hockey, pero eso no quiere decir que el hockey sea un deporte de mujeres.
¿Por qué es tan popular el hockey femenino? Eso pasa sólo en nuestro país. En el resto del mundo, tengo entendido, el hockey masculino es mucho más popular. La popularidad de las Leonas creció mucho en los últimos 10 años a caballo de podios, medallas y copas. Vuelvo a aclarar, está todo bien con ellas, bronceadas y producidas en pleno invierno. Son unas genias y excelentes representantes del país. Pero el hockey es un deporte más masculino que femenino.
¿Cuál sería, entonces, un deporte femenino? Deporte colectivo se me ocurre que el voley puede ser un deporte femenino; no hay contacto y la bola es bastante liviana. El tenis, más allá de los estereotipos de décadas pasadas, es cada vez más femenino. Y debe haber otros, tendría que pensar más, pero seguro que el hockey sobre cesped no está en esa lista.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Lo que aprendí en agosto

  • Puerperio, meconio, pujo, caléndula... Algunas de las palabras que escuchamos en el curso pre parto suenan mal...
  • “(Se) puede cambiar de todo: de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de dios, pero hay una cosa que no (se) puede cambiar: no (se) puede cambiar de pasión” (Francella dixit) ¿Seguro que no se puede? ¿Por qué no se puede? ¡Que alguien me explique!