domingo, 31 de octubre de 2010

Relojes que no están en hora no son relojes


El reloj del microondas siempre tira cualquiera. Imposible poder contar con él. Lo pongo en hora y, antes de que nos demos cuenta, un corte de luz, una barrida desafortunada o un cambio en los ajustes del sistema lo vuelven a 12:00.
El reloj que pusimos en la cocina no sirve para nada. Ya le cambiamos la pila tres veces; anda un par de días y se vuelve a romper. Pura decoración (y ni siquiera para eso funciona, no queda muy bien).
El reloj del equipo de música siempre está titilando en 12:00. Ni sé cómo se hace para ponerlo en hora.
Un reloj que no está en hora no es un reloj…
Además de los tres ejemplos compartidos, en casa tenemos la posibilidad de consultar la hora en: celulares (2), computadora, teléfono inalámbrico, televisión y PS3.
Sin embargo, siempre que quiero saber qué hora es voy directo a TN.

miércoles, 27 de octubre de 2010

"Hola, se murió Kirchner, Néstor"

Apenas pasadas las 10 de la mañana Cecilia Fernández, DNI 33 millones y pico, había ingresado en nuestra vivienda (nunca mejor usada la palabra “vivienda”) para completar el formulario B correspondiente al Censo del Bicentenario. Unos minutos antes acabábamos de terminar de desayunar y, sin saber a qué hora tocarían nuestra puerta, decidí prepararme (cambiarme) rápido para estar listo para el caso de que el deber cívico llamara enseguida y no a las 5 de la tarde como pensé que sería. La desconfianza partió de una intuición errada porque cuando todavía me estaba atando los cordones sonó el timbre.
Amablemente hice pasar a Cecilia para responder sentados las preguntas de mi cuarto censo (ventajas de los nacidos en el 80: a los 30 años ya cargamos con cuatro censos encima: 1980 [a mis 4 o 5 meses]; 1991 [a mis 11 años]; 2001 [21 años]; y éste [30]). Tenía pensados uno o dos chistes de ocasión y los hice. Por ejemplo, cuando preguntó si teníamos heladera y computadora yo le increpé: “si digo que no tenemos heladera por más de que esté la heladera atrás tuyo, ¿vos tenés que poner que no?”. Al respecto, la censista ni acusó recibo del comentario y se limitó a poner SÍ y seguir completando la información.
Pensaba en Pedro, que estaba desayunando (mamando) en la habitación de al lado, con la puerta entornada y la televisión baja. Este sería también su primer censo. Ventajas también de haber nacido en un año redondo. Cuando tenga 30 habrá completado también la misma cantidad de censos que el padre a su edad. Pensaba también en si valía la pena una entrada para contar eso acá, el censo en la Web 2.0. Pensaba en arriesgar un número sobre el total de los argentinos. ¿Cuántos somos antes de que salga el dato oficial? Acá va uno sin mucho pensar: 40.381.538.
Pensaba en muchas cosas pero no pensaba en eso. Nadie, me parece, podría estar pensando en eso.
Así, a mitad de camino, entre una página del formulario y otra, se asomó Agus con Pedro en brazos. “Hola, se murió Kirchner, Néstor”, fue la frase que usó para contarnos la noticia y que no olvidaré. En AM, magazine matutino de Telefé, Leo Montero ya había cortado el clima festivo con una motosierra, pedido un corte y a la vuelta confirmado la información. Y esa fue la primera fuente a través de la cual nos enteramos del deceso.
“Guau”, fue la primera palabra que salió de mi boca. Fue un guau de sorpresa, raro; de sorpresa, conmoción. A mi lado seguía sentada la censista. Murmuramos algunos comentarios, terminamos de contestar el formulario y despedí a Cecilia.
Me acordé de un mediodía de diciembre de 2001. Yo cumplía una pasantía en una agencia, mi primera experiencia laboral en Comunicación. La agencia festejaba con clientes su relanzamiento y cambio de nombre en Teatriz, un restaurant de la calle Riobamba. Unas mesas más atrás de donde estábamos sentados nosotros se llevaba a cabo otra reunión. Me hubiera gustado escuchar los temas que se trataron en ese almuerzo. El más famoso de los comensales era Rodolfo Terragno, por entonces ex ministro del entonces casi acabado gobierno de De la Rúa. Estaba también Miguel Bonasso, periodista (recuerdo su traje verde súperarrugado), dos personas más y un matrimonio del cuál ese día sólo reconocíamos la cara de la mujer, una senadora que salía en los programas de política criticando al Gobierno: era Cristina. Su marido, apenas identificado por nosotros, estaba también allí. Algunos meses más tarde, Néstor se convirtió en presidente. Si la memoria no me falla llegó con el 22 por ciento de los votos, post-bajada del ballotage de Carlo’.
Mi pasantía terminó abruptamente el 31 de diciembre de 2001. El país siguió, de alguna manera u otra, adelante. Nuestras vidas, la de Néstor y la mía, también continuaron sus caminos. Hoy, 9 años después, las vuelvo a juntar en una anécdota, la que se me cruzó por la cabeza cuando escuché la noticia.

martes, 26 de octubre de 2010

Chau Paul (2008-2010)


EL personaje del año...

lunes, 25 de octubre de 2010

Ahora también terminó Mad Men


Volví a sufrir el lunes pasado de un vacío similar al que sentí cuando terminó Lost.
Mad Men, la mejor serie del momento, terminó. ¿Para siempre? Por suerte no; pero, concluida la 4° temporada, no encuentro información certera sobre el inicio de la fifth season y no creo que eso suceda sino hasta bien entrado el año que viene.
¿Por qué Mad Men es la mejor de las series actuales? (si fuera un comercial de Yogs bajaría una guitarra y arrancaría el jingle ridículo en esta parte) Por muchas razones, pero sobre todo por la trama original que presenta.
(si ya vieron Mad Men pueden saltear los próximos seis párrafos)
Mad Men narra la historia de un grupo de gente que trabaja en una agencia de publicidad en Nueva York (de ahí su nombre, ya que es el mote que reciben los publicistas de las grandes agencias, cuyas sedes están (todavía hoy) en los edificios de Madison Avenue).
El dato, poco interesante, no creo que llame la atención a quien lea esto y dudo de que haga salir a la gente a correr a buscar los episodios de esta serie. Pero si menciona que la ficción basada en la vida de estos newyorkers-advertising-men transcurre en la década del 60 tal vez consiga que una o dos personas se sumen a los fanáticos de la serie.
El contexto de los 60s es clave para engancharse. Don Draper, el personaje principal, es un desertor de la Guerra de Corea devenido en Director Creativo de Sterling-Cooper, la agencia que más tarde va a tener su nombre en la pared. Betty, su mujer (o ex mujer, dependiendo de la temporada), es un ama de casa reprimida. Sus hijos crecen ¿felices? en una casa de los suburbios. Los socios de la agencia son viejos fiesteros; el resto de los ejecutivos de cuentas, directores y creativos también. Las mujeres no aspiran a no mucho más que ser secretarias. Las secretarias pasan a máquina todo lo que sus amos le demandan. Todos toman alcohol en horario laboral porque está bien visto. Está también muy bien visto fumar, incluso para las mujeres embarazadas. Todos visten impecables trajes y vestidos y manejan grandes autos tipo lanchas.
Aunque los personajes no lo saben, los 60s en esa parte del mundo eran años clave en la historia (por lo menos en la historia de EE.UU.). Todo estaba por pasar. La gente, según se muestra, vive en un aparente estado narcótico de felicidad que después entendemos que no es tal. La primera temporada empieza en 1960 y para la cuarta (la última hasta ahora) ya andan por el verano del 65.
Las referencias históricas son lo mejor de la serie: la disputa electoral Nixon-Kennedy, la muerte de Marilyn Monroe, la crisis de los misiles de Cuba, el asesinato de JFK, la pelea de Ali-Liston y el recital de Los Beatles en el Shea Stadium son apenas algunos de los acontecimientos en los cuales los personajes se ven involucrados. Personalmente, aspiro a que Mad Men siga hasta que termine la década y que Sally, la hija mayor de los Draper, se rebele contra el american way of life y termine viviendo junto con los hippies. Las cuentas, por la edad, darían bien.
Si se quieren enganchar con Mad Men y comentarla conmigo están invitados. Tienen casi un año entero para ponerse al día. En Argentina creo que la pasan en HBO. Si no, pueden bajarla de acá.
Está complicado embeber el video. Así que para ver una parte de un buen episodio de la primera temporada hay que hacer click acá.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Oda a Las Victorias

Conocí por primera vez la Confitería Las Victorias hace 3 años. Desde que empecé a trabajar cerca de este mojón de la gastronomía porteña habré entrado y salido de ese local unas 500 veces, a razón de 3 por semana durante casi 40 meses (¿da la cuenta?). Son muchas idas y venidas que me dejan bastante para comentar.

Las Victorias Delicias Argentinas SRL –tal es su razón social– es una confitería centenaria (¿cuántas otras panaderías/confiterías de Buenos Aires serán centenarias?). Para los escépticos, va una foto en donde claramente se ve el cartel de entrada que confirma orgullosa su trayectoria “Des e 1909” (es probable que ese mismo año se le haya caído a la marquesina la D faltante ya que desde mucho antes de que yo la conozca no está más).
Las Victorias tiene todo lo que una panadería tiene que tener. Me costó dos años encontrar la pizarra negra que exhibe la lista de precios; está escondida entre los muebles de las masas y el de las tartas, al lado de un adorno floral tipo ikebana y encima de un collar de ajos: ahí está todo. Esta pizarra me abrió los ojos al mundo cuando un mediodía de este verano descubrí que pebete era en realidad P.B.T. La foto no es muy buena pero tiene valor documental:
Aunque en la imagen no se lee bien, la pizarra lista el ABC de una panadería/confitería tipo: pan francés, pan “negrito”, miñoncitos, figacitas de manteca, cremona, P.B.T. (pebetes), facturas (a $16,80 la docena), sandwiches triples (comunes y especiales), masas secas finas y tortas (a 65 pe el kg, 40 el bizcochuelo).
Todo eso y mucho más es lo que Las Victorias tiene. Y es atendido por gente muy amable, mujeres en su mayoría, de todas las edades, prolijamente vestidas con camisas azules con el nombre del lugar bordado en letra cursiva.
Pero lo que realmente siempre me llamó la atención de esta panadería (lo que me motivó a agarrar la cámara para tímidamente intentar ilustrar esta entrada) es la decoración del local. Es una estética kitsch muy extraña pero que en conjunto genera una armonía y un equilibrio total. Para ello, se vale de objetos simples que procedo a enumerar: botellas de vino, botellas de sidra, botellas de champagne, estatuas de enanos, macetas con plantas artificiales, canastas con uvas de plástico y algún que otro cartel de ocasión con letras flúo.
Cada uno de estos elementos está prolijamente colocado y separado a una distancia prudente del otro en un orden particular como se ve en esta foto (de izquiera a derecha: champagne, vino, enano, champagne, vino, maceta, sidra, sidra, vino, enano, espumante, espumante, espumante, espumante, espumante, espumante, maceta, champagne, champagne, ikebana, sidra, sidra…)

Las Victorias queda en Talcahuano 921, entre Marcelo T y Paraguay.
¡Hasta Las Victorias siempre!

sábado, 16 de octubre de 2010

Remeras: cantidad necesaria


(Gracias a la globalización y Google Analytics pude dar cuenta -no sin cierta sorpresa- de que este espacio es leído al menos por un lector en países como México, Uruguay, Perú, Venezuela y España, entre otros territorios hispanoparlantes. Por eso, antes de empezar con el texto, hace falta aclarar que lo que en adelante llamaremos remera es lo mismo que en otros lugares se conoce como camiseta, franela, playera, polera, polo, camisola, chema o suéter [gracias Wikipedia].
Para ser honestos, la denominación
remera que acostumbramos usar en Argentina es bastante mala. Supongo que deriva del uniforme de los verdaderos 'remeros'. Sin embargo, si nos fijamos bien notaremosque los remeros no usan esa prenda. Yo, por lo menos nunca vi a un remero en remera, más bien suelen llevar puesta una musculosa.)

Me gusta vestir remeras, aunque sólo pueda usarlas los fines de semana, algún que otro viernes o durante las vacaciones; el resto de los días hábiles, el "uniforme" de trabajo demanda camisa. Las remeras, me parece, hablan de la historia de la persona, de su estilo de vida y de muchas cosas más. Aunque no pretendo hacer un tratado sobre sociología de la moda, realmente creo que podemos encontrar mucha más información que sobre uno mismo si repasamos las remeras que usó un individuo a lo largo de su vida. Yo, por ejemplo, puedo confesar haber sido víctima de varias ridiculeces como las remeras negras de Harley-Davidson y alguna que otra ñoñada con leyendas en inglés muy poco cool alla "Champion of the World" en colores fluo.
Acumulé muchas remeras inútilmente durante mucho tiempo. Las fui acaparando a través de distintos canales: regalos, compras impulsivas, promociones noventosas, herencias, etc. Un día, hace unos tres o cuatro años, tuve una revelación: me di cuenta de que, a pesar de tener un abanico de opciones muy amplio para elegir, siempre usaba las misas cinco o seis remeras. Para aquel entonces creo que llegué a contar unas 80 propias. Esa tarde tomé la decisión drástica de separar la paja del trigo y deshacerme (regalar) todo el algodón que lo único que hacía en mi ropero era juntar polillas. Me quedé con unas 30 remeras en una primera instancia. Más tarde fui paulatinamente desarrollando un sistema y una ecuación para saber cuál es la cantidad necesaria y suficiente que debemos tener en simultáneo y continué regalando las remeras innecesarias. Finalmente, después de darle unas vueltas en los últimos días, acabo de finalizar el teorema y a continuación comparto la receta para poder portar solamente una cantidad exacta de remeras:

(la receta es para una persona como yo, que no usa remeras para trabajar los días de semana)
Cantidad total necesaria de remeras: 15
Distribuidas de la siguiente manera: 7 buenas, 5 más o menos, 3 para dormir. (se consideran buenas a aquellas que se utilizan para salir a lucirlas, más o menos a las ex buenas que están un poco viejas pero les seguimos teniendo cariño y todavía pueden dar de sí y para dormir a las viejas y rotas (generalemnte blancas) que son cómodas para usar por la noche en la cama.
Siempre tenemos que tener 15 remeras: 15 es el número mágico ya que, si por alguna razón desaparecen los lavarropas de la Tierra, tendríamos reservas de remeras para al menos dos semanas, a razón de una por día. ¿Qué pasa entonces cuando ingresamos en el sistema una nueva remera (comprada o regalada, da igual)? Fácil: si la remera es buena, jubilamos a una buena y la convertimos en más o menos y a una más o menos la regalamos o la convertimos en para dormir si correspondiera, y así sucesivamente. Así, siempre tendremos la cantidad exacta y necesaria de remeras a nuestra disposición y aprendemos a desprendernos sin problemas de las cosas que no usamos.
¿Suena un poco freak todo esto?: Sí, totalmente. Pero invito a probar el sistema. Y comentar su experiencia.



jueves, 14 de octubre de 2010

Sobre el epílogo de Lost

Apenas terminó Lost (en Mayo) me apuré para dejar mis impresiones sobre el último episodio enseguida.
Uno de los comentarios que hice fue que me gustó la elección de los personajes que se quedan a cargo de la Isla. Ya pasaron varios meses, así que para los que no vieron el final voy a cagarlo diciendo que esos personajes son Hurley y Ben (tuvieron tiempo para ponerse al día, lerdos). También mencioné que me hubiese gustado verlos en acción. Obvio, la producción ya tenía todo preparado y se mandó con un epílogo corto que fue presentado en agosto y trata sobre ese tema.
Fui durante 6 años consumidor de todo lo que se ponía al aire y se decía y teorizaba sobre la cuestión; no dejaba pasar un día desde que se emitía para verlo. El final de la serie dejó un vacío que apenas puedo completar parcialmente todas las semanas cuando descargo los episodios de Mad Men, mi serie preferida en este momento. Cual novia despechada, no me interesó ver el epílogo apenas se filtró antes de lo previsto ni cuando fue oficialmente presentado. Recién ahora junté algunas fuerzas para verlo y acá van algunas reflexiones sobre los 12 minutos bonus de Lost.

  • En líneas generales, esperaba que si se presentaba algo más de Lost fuera para dar respuestas. El epílogo, en ese sentido, cumplió. Claro, no se pueden atar todos los cabos sueltos en 12 minutos sino que se optó por anudar apenas dos o tres cosas. Y eso está bien, creo...
  • Por lo que entendí, se pudo explicar el tema del aprovisionamiento y la comida que caía como maná en la segunda temporada. Faltaría responder (o entender, ya no sé) cómo se financiaba bien a esos dos delirantes que se mantuvieron el mismo trabajo durante ¡20! años...
  • El tema de los videos de Pierre Chang me tiene cansado, me parece una pavada. Pero me gustó que se haya explicado cómo funcionaba la estación Hydra y qué era ese cuarto en donde se le lavaba el cerebro al novio de la hija de Ben...
  • ¿El único loquero que hay en Los Ángeles es el Santa Rosa? ¿Por qué todos van a parar ahí? Me gustó verlo de nuevo a Walt; impresionante cómo cambió ese negro durante su adolescencia (qué coincidió con las 6 temporadas)...
  • ¿Walt a cargo de la Isla? Me parece una buena idea. ¡Pero nunca explicaron el tema de sus superpoderes! ¿Por qué mier... Ben le sigue diciendo que es especial?

Los que no lo vieron el epílogo en cuestión, pueden hacerlo acá:

martes, 12 de octubre de 2010

Aftermath

Sentado ya en mi puesto de trabajo me resigno y acepto la inevitable realidad de tener que volver a la rutina. Otra vez de nuevo de casa al trabajo y del trabajo a casa. Hacía casi 3 años que no me tomaba dos semanas de vacaciones juntas (y prometo no volver a hacer esa pavada de tomarme férias de a una sola semana a la vez).
Aunque cueste, hay que aceptar que pasaron las dos semanas y un poco más. Fueron las mejores vacaciones. El título de la entrada puede hacer referencia a secuelas negativas de lo que dejó el período de ferias, pero todo lo contrario. Aprendimos, conocimos, descubrimos, lloramos, comimos, dormimos. Seguirememos haciendo eso hasta el fin, pero a partir de hoy a un ritmo de vida "normal", cotidiano.
Me tomé una licencia de vacaciones para postear exclusivamente sobre Pedro y sus primeros días. Ahora, ya de nuevo sumergido en la rutina, creo que volveré a abrir el abanico de temas para descargar furias, plantear dudas, alguna reflexión y tal vez más polémicas.
Nos vemos daqui a pouco. Tchau.

sábado, 9 de octubre de 2010

50 millones


Más de 50 millones de argentinos vivos y muertos dando vueltas por el universo.
Y 22.429.378 de números me separan de él.
50 millones es mucho...

martes, 5 de octubre de 2010

FPP

Parece como que pasó una eternidad, pero llegó finalmente la fecha probable de parto (FPP), el due date como dicen los yankis. Era hoy, 5 de octubre, LA fecha en la cual se le habilitaba oficialmente la puerta al mundo exterior a Pedro.
Con su decisión de salir antes, me parece, ganamos todos. 12 días después el pequeño retoño ya es un gordo rechoncho que hace monerías festejadas amistosamente por los visitantes ocasionales y, obvio, por nosotros también. Hace todo lo que tiene que hacer: come, duerme, ensucia pañales, llora ¡respira!
Vive.
Le ganó 12 días a la vida. 12 días, me doy cuenta ahora, puede ser mucho. Para nosotros es muchísimo.
Ya pasaron casi dos semanas desde aquel jueves en el cual nos despertamos con más dudas que certezas. El gordito de Canal 13 anunciaba feliz el “verdadero” comienzo de la primavera ya que ese día -advirtió el meteorólogo durante un mes- es el momento en el cual se produce realmente el equinoccio que da origen a la estación más florida del año. Así que Pedro llegó con la primavera y punto. Comparte cumpleaños con Del Potro, con Bruce Springsteen y otras celebridades que no me acuerdo en este momento. Es de Virgo o de Libra, no sé muy bien ni me importa.
Hubo que ajustar algunas cosas para acomodarnos a la nueva vida antes de lo previsto. Nada grave. Adelantar vacaciones, acelerar trámites, cancelar paricipaciones en casamientos, guardar vestidos.
Y aprender a vivir con una nueva vida. Amontonar más basura que lo habitual (para desgracia de nuestro tacho). Aprovechar los horarios, el tiempo libre de la mejor manera posible.
Seguimos viviendo, seguimos disfrutando. Pedro vive. Viva.

domingo, 3 de octubre de 2010

Equilibrio


...la clave de la vida...

...¡qué difícil que parece encontrar el punto exacto!...

...y depende de cada pavada...

viernes, 1 de octubre de 2010

Babies Go... Sucks! But He Loves 'Em

Cuando Pedro estaba todavía en la panza, por recomendación de amigos, le hacíamos escuchar música. Queríamos que rockeara así que le pusimos las canciones que escuchamos nosotros hasta que nos dijeron que la batería perturba a los bebes y que no era recomendable llenar sus venas intrauterinas de rock. Buscamos y encontramos algunos temas más tranquilos y se los hicimos conocer, pero no era lo mismo.
Nos resistimos en todo momento a meterle los Babies go....(nombre de la banda), esa música de ascensor soporífera que siempre detestamos. Era más por un gusto personal nuestro que por otra cosa. Supuestamente concebida para relajar, de tanto pianito y ruidito la experiencia para un adulto como nosotros parecía insufrible. Lejos de distendernos, al tercer tema dan ganas de salir a la calle a voltear parquímetros a lo rugbier.
Cuando nachef y Dai nos visitaron en el sanatorio nos trajeron de regalo el CD (todavía existen los CDs) de Babies go Beatles. Se lo agradecimos mucho, aunque por adentro -claro- dudamos si cambiarlo más adelante o incluso si convenía confesarle nuestra aversión hacia esa música instrumental.
De vuelta en casa, en un momento de preocupación por el poco sueño, decidimos darle una última oportunidad con las esperanzas de que a Pedro sí lo relaje. Los resultados fueron casi mágicos. ¡Al mini unmigone le encanta esa música! La escucha, la siente, la disfruta hasta que cae seducido en los brazos de Morfeo. Se le nota en la cara, si pudiera hablar lo diría.
Así que me voy corriendo a buscar más de estas versiones para ponerle mientras está en su cucha.
Gracias y perdón por dudar de ti Babies go...