martes, 8 de mayo de 2012

Caloi es mi ídolo

Uno de mis primeros recuerdos de infancia es el cantito del hincha de Camerún. En algún momento post Mundial 82 (cuando el Clemente negro por primera vez entró en escena) apareció en mi casa un disco, un póster y un muñeco de ese personaje que alentaba a esa ignota nación de África en solitario. (Algunos años más tarde, el salto de más de dos metros de Omam Biyik humillaría a la Argentina en su debut en Italia 90 y, de algún modo, haría justicia divina para el entrañable hincha al cual el resto de los clementes le pedían que cantara "otra", a sabiendas de que su repertorio era monocanción.) El póster del hincha de Camerún estuvo colgado en mi habitación de soltero hasta no hace mucho tiempo. En 2006, cuando trabajaba en otra consultora de prensa, le sugerimos a Faber-Castell contactar a los más populares dibujantes del país para hacerles llegar un presente de la empresa alemana y establecer un vínculo. Hicimos una lista de los principales referentes del rubro, preparamos las cajas de lápices y comenzamos a contactar a los historietistas. Sin ningún dato de contacto, dejé un mensaje en el sitio web de Caloi presentándome y comentando que queríamos hacerle llegar un regalo de Faber-Castell. Una hora y media tenía un mensaje en el celular: "Hola, sí, es un mensaje para unmigone, habla Caloi. Bueno, acá los chicos de la web me dijeron que me andaba buscando, para mí es como si estuviera hablando con Papá Noel (por lo del regalo). Mi número de teléfono es...". Le devolví el llamado y me atendió él. Por unos segundos sentí que estaba hablando con Clemente. Era así como se lo ve en las notas en televisión, porteño, transparente, sencillo. Me agradeció el gesto de antemano como si le estuviéramos regalando un piso en Libertador. Cinco meses después volví a contactarlo para pedirle que vaya (gratis) a participar de una actividad para chicos en el stand de Faber-Castell en la Feria del Libro. Me dijo que tenía planeado andar por allí el sábado siguiente y que podía pasar un rato. Seguía agradecido y feliz con sus lápices. Ese sábado él estuvo allí, pero yo no fui a la feria. No lo pude conocer en persona, ni me animé a decirle que lo admiraba.

1 comentario:

JLL dijo...

Hace unos años se hizo una expo en el Palais de Glace sobre Caloi, estuvo buena. Era un grande