jueves, 31 de enero de 2013

Canciones que me gustan para terminar el mes

Skay Bieilinson, "Astrolabio"
El tema está perdido en el primer disco solista de Skay, pero tengo un muy buen recuerdo de cuando fuimos a verlo en vivo con JLL la primera vez que tocaba en Buenos Aires después de la separación de Los Redondos (hace, ¡10 años ya!). En esta canción, el guitarrista se olvida por un momento de imitar la voz del Indio y se dedica a susurrar unas frases sueltas sin mucha pretensión poética sobre unos acordes sencillos que van armando un gran clima para lo que viene después de los dos minutos de tema, la mejor parte. También es rara la estructura. Viene el solo antes del estribillo y después del verso.
Es un tema para disfrutar entero solamente. Suelten las amarras y desplieguen las velas.

miércoles, 30 de enero de 2013

Agapornis nos tortura a la mañana

La primera vez que escuché la palabra Agapornis fue a principios del año pasado en el trabajo, cuando mis compañeras, mucho más jóvenes y al tanto de la movida, hablaban de terceros tiempos y de bandas de cumbia "del estilo Agapornis". Para ese entonces, los rugbiers de La Plata devenidos en popstars ya eran populares y habían incrementado tanto el cachet de sus shows que se hacían incalzables para los presupuestos magros del club de las chicas. Unos meses más tardes, Agapornis alcanzó el éxito masivo y llegó a la tele y a la boca de todos, todos, en serio, todos.
No tengo nada especial en contra Agapornis y hasta me parecen injustas muchas de las críticas que recibieron de medios del supuesto status quo musical como la revista de la cual me des-suscribí ayer. Pero nuestros vecinos del piso de abajo se levantan muy temprano y tienen configurados en el despertador, probablemente del teléfono, temas de Agapornis que suenan una y otra vez en un loop insoportable, frenético y despiadado. El de él suena a las 6.30. El de ella a las 7. La ventanas están abiertas porque ni ellos ni nosotros gozamos de los privilegios del aire acondicionado en nuestros departamentos. Y allí suenan los Agapornis, que a esa hora de la mañana sí los  odio con toda mi alma.


martes, 29 de enero de 2013

Chances

Leí las bases y condiciones acerca de mis posibilidades de ganar:

12. PROBABILIDAD MATEMÁTICA. 
La probabilidad matemática de obtener un Premio en el marco de la presente Promoción, dependerá de la cantidad de Clientes y Participantes que por semana participen de la Promoción, razón por la cual, no es posible su predeterminación matemática. No obstante, y en cumplimiento de las disposiciones reglamentarias aplicables, se estima que en caso de que existieran cien mil (100.000) Clientes y Participantes, que participen del Sorteo Semanal según lo descripto en el punto 5, la probabilidad de resultar ganador del Premio sería de diez (10) en cien mil (100.000) por semana.

¡Allá vamos, a ganar el iPad! Me tengo una fe tremenda.

Chau Rolling Stone

"Como muchísimos de ustedes notaron Rolling Stonde de noviembre salió con el lomo en blanco. La intención no era hacer nuestro White Album, fue un error de imprenta que provocó la interrupción del logo que va dibujándose en la colección (...) Como ninguno de nosotros quiere que pase eso decidimos dar una solución artesanal e interactiva: incluimos un sticker con el diseño original  (...) De paso cañazo va un souvenir navideño con tres calcos de RS. ¡Felicidades!"
Después de leer en voz alta ese texto de la Rolling Stone una tarde plomiza de diciembre solté sin pensar la pregunta: "Medio nabos, ¿no?". Me contestó la voz de la conciencia, que bajó a tierra en forma de mi mujer. "Es que disculpame, unmigone, pero ya estás grande para Rolling Stone, por eso te parecen de nabos las cosas que ponen". Ese día tomé la decisión pero recién hoy interrumpí mi suscripción a la revista, después de casi 10 años. Cada vez la leía menos y el débito automática, así, pesaba cada vez más. Chau RS, nos veremos en otro momento. Suerte.

viernes, 25 de enero de 2013

A España no la ha salvado el fútbol sino todo lo contrario

Colgadas del caño del colectivo, manteniendo el equilibrio para no tropezar y caer al piso o encima de un compañero de viaje en el irregular andar del 152, dos chicas de no más de 25 años conversaban sobre política, iedologías y religión. Una era española y la otra argentina. Sus cabezas liberaban por la boca una epifanía de frases hechas y lugares comunes muy cómodos para justificar un pensamiento de conciencia social que haga juego con su vestimenta hippie chic. El diálogo transitó por varios temas hasta llegar a analizar la situación económica y social de España y algunos aspectos de la crisis que habián hecho, entre otras cosas, migrar a la protagonista de la anécdota:
-Estamos gobernados por una cantidad de ineptos y corruptos que no quieren o no pueden pensar en los demás. Sólo les importa su propio bolsillo y, a lo sumo, el porvenir de ellos y el de sus familias. El resto, que se joda. Mientras tanto los españoles estamos a la deriva. ¿Sabes lo que ha salvado a España? El fútbol. El fútbol es la única cosa que ha hecho que la gente tenga una razón para festejar y le ha dado una razón a los españoles para alegrarse.  
El diálogo ocurrió en septiembre u octubre del año pasado. La selección española acababa de ganar su segunda Eurocopa consecutiva y completaba, junto con su título en el Mundial 2010, una triada de copas que la colocaban muy arriba en la consideración de la historia. La conversación siguió durante unas cuadras más y más aun, pero yo me tuve que bajar para seguir pensando en el análisis de esa española de flequillo muy notable.
Pensé en el año 2002, cuando la Argentina estaba sumida en la peor parte de la crisis y la selección nacional viajó a Japón y Corea con una valija llena de esperanzas. Me acordé de aquel momento y de cómo lo vivíamos y el análisis era muy parecido a lo que había comentado la chica. Sólo el fútbol podía salvar al país.
Teníamos todo lo que se le puede pedir a un equipo para ser el favorito para ganar el Mundial. Un equipo de talentos, un técnico que trabajaba seriamente y un funcionamiento colectivo elogioso. Muy pocos repararon en la zona de la muerte y la mayoría mirábamos el vaso medio lleno de la cuestión: para ganar el Mundial había que ganarle a los mejores; y si nos tocaba jugar con los mejores en la fase inicial era aún mejor porque así llegábamos a la semifinal (por decreto, tal vez) mejor preparados.
Lo que pasó en junio-julio de 2002 en las antípodas ni vale la pena mencionar. Lo que pasó en la Argentina en aquel entonces viene un poco más a la cuestión. Eliminado el equipo de Bielsa después del 1-1 con Suecia el país se olvidó bastante rápido de la copa que no fue y se habló del fracaso, pero sólo durante unos días.
La vorágine con la que pasaban las cosas en ese momento en la Argentina no permitía dejar tanto margen para el análisis del fútbol. De hecho, mientras todavía se jugaba el Mundial con la Argentina ya eliminada, ocurrieron los acontecimientos que terminaron con las muertes de Kosteki y Santillan, sucesos que sacudieron la realidad política y cambiaron el tablero electoral. Con los ojos de la gente puestos más en el país que en el otro lado del mundo, más en la triste realidad que en las mieles de la victoria, no quedó otra que seguir adelante. Y lentamente la cosa fue cambiando. Por suerte, para bien.
¿Esto quiere decir que España necesita un fracaso deportivo mayúsculo para que su realidad social y económica mejore? Claramente no. La realidad es más compleja y mucho menos arbitraria. Pero sí es cierto que los éxitos deportivos en este caso adormecen a los pueblos y son el opio del que hablaba ese economista barbudo que tal vez hayan nombrado esas chicas en su conversación después de que me bajara del colectivo en mi parada.

jueves, 24 de enero de 2013

SÍ a pagar por las bolsas del supermercado

Hace unos meses ya que en la Ciudad de Buenos Aires los supermercados cobran 15 o 25 centavos por cada bolsa para meter los productos. Se trata de una iniciativa enmarcada en el plan "Basura cero" del Gobierno de la Ciudad. Hasta ahí todo bien y mucho se ha dicho sobre el tema. Yo apoyo la movida pero no sólo por el objetivo de responsabilidad ambiental. Así como en su momento le dijimos sí al recargo por frío, hay un beneficio adicional por pagar por las bolsas.
Son bolsas mucho más resistentes y un poco más grandes que las que los supermercados repartían a troche y moche cuando las "regalaban", cosa que no era cierto porque el costo de la bolsa estaba cargado en los productos que sí pagábamos.

  • Entonces, ahora que los súpers no tienen que absorber el costo de las bolsas, ¿los precios bajaron?
No, la diferencia se la quedaron los supermercados.
  • ¿Los supermercados hacen negocio ahora que cobran las bolsas? 
Tampoco, al ser bolsas de mayor calidad, los supermercados las venden al costo (no tengo certeza de este dato pero estoy casi seguro).
  • ¿Fue una movida positiva la de las bolsas? 
Yo creo que sí, que en el fondo ganamos todos:
  1. Los supermercados porque no tienen que absorber costos de bolsas (aunque antes tampoco lo hacían en el fondo). 
  2. Los clientes porque, por un lado, tienen la posibilidad elegir si pagar o no por las bolsas, pueden llevar bolsas de mercado de su casa y, si eligen pagarlas llevan una bolsa de calidad a un precio razonable (y todos necesitamos bolsas de residuos en casa). 
  3. Y los gobiernos porque pueden quedarse con el rédito político sobre la cantidad menos de basura que se generó en la ciudad con la movida.

martes, 22 de enero de 2013

Todo sobre tapiocas

A pesar del calor intenso, poca gente refrescaba sus cuerpos en las ahora cálidas aguas de La Mansa ese jueves de la primera semana de enero de 2013. Preferían, acaso, refugiarse bajo la pertinente opacidad generada por la sombrilla o, a lo sumo, mojar sus pies en la orilla sin entregar toda su humanidad al mar (río, técnicamente).
Raro.
Nosotros, sin embargo, agarramos la tabla y nos metimos con Pedro. Ensayamos algunas maniobras, practicamos algunos saltos y fuimos mar-río adentro. Desde lejos viene una señora y me encara:
-¿Tú estás viendo si hay tapiocas?
-No, ni idea.
-Por que me dijeron mis amigos que hay pila, yo todavía no las veo.
-Más que verlas se sienten, yo todavía no las siento- mentí.
Me estaba picando muy molestamente, pero no quería alarmar a Pedro. No fue que pasaron 30 segundos desde que cortamos diálogo con la uruguaya interesada en tapiocas cuando llegó el momento en que se le transformó la cara, puso su mejor expresión de pánico y soltó un grito que se escuchó desde toda la playa:
-Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiicaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.
Mierda.
No pasó mucho más que la molestia de sentir una ligera picazón en las partes en donde más molesta tenerla. El agua ayudó a calmar un poco y las heridas de ocasión quedaron por unos días. A la vuelta de las vacaciones busqué información sobre las tapiocas. No encontré mucho más que algunas notas destacando la presencia de estas pequeñas medusas en las playas del Este y este artículo pequeño en un manual escolar de Uruguay. Dice:

Tal vez alguna vez te bañaste en el mar y sentiste que el agua estaba llena de “grumos” fáciles de tocar y difíciles de observar. Al salir del agua te encontraste con tu cuerpo lleno de pequeñas gotas que al tocarlas comprobaste que no eran líquidas sino gelatinosas. Estos Cnidarios, comúnmente llamados tapiocas, son hidromedusas y en nuestras costas los géneros más comunes son Liriope y Clytia siendo las primeras más pequeñas y más tóxicas.Generalmente aparecen juntas pero siempre predomina Liriope.
Lo que me queda claro es que tapiocas el el nombre vulgar de las Liriope y Clytia. Por lo demás, el título del post es engañoso. Y me pregunto también si esta es una de esas anécdotas que a Pedro adolescente le harán sentir verüenza de su padre que las recuerda (y, peor aún, las escribe). Probablemente sí.

viernes, 18 de enero de 2013

Billetera para billetes uruguayos

¿Qué querés que te regale para navidad? Desde hace unos años conseguí mitigar parciamente los efectos de esa -a veces- incómoda pregunta haciendo una lista (llámese también "carta a Papá Noel"). A veces con objetos imposibles de conseguir, a veces con objetos imposibles de comprar, pero siempre con dos o tres cosas lógicas que calman la angustia de madres, parientes y esposas la semana previa a la fiesta. La de este año incluía, entre otros objetos, una billetera y un set de destornilladores chiquitos. Recibí las dos cosas, pero el primer regalo llegó por duplicado. ¿Algún problema? No, se cambia y listo. De las dos billeteras que me dejó Santa en el arbolito decidí quedarme con la más grande. Una que por fin le dé cobijo total a los billetes uruguayos, esas cartulinas que parecen papeles del tesoro del siglo XIX, muy a contramano del tamaño que exhiben la mayoría de las monedas de papel del mundo. Ahora que tengo mi nueva billetera Juan Zorrilla de San Martín, José Pedro Varela, Eduardo Fabini, Pedro Figari, Alfredo Vásquez Acevedo y Juana de Ibarborou estuvieron un poco más contentos durante las vacaciones que pasamos del otro lado del río. Es que sus rostros serios ya no sobresalieron desnudos este verano por encima de la billetera.
Una reflexión final sobre el tema (y, por cierto, bastante inconexa). No tuve la astucia de charlar el tema con un uruguayo pero, siendo Juana de Ibarborou la que le pone la cara al billete de mayor denominación, ¿existe alguna coloquial para manera de llamar a esos billetes? Así como se habla de los benjamines (por los billetes de 100 dólares) o en menor medida de los rocas (100 pesos), ¿alguien pronunció en Montevideo alguna vez la expresión "te va a costar varios Ibarborous"?

miércoles, 16 de enero de 2013

Morey Boogie


En el verano 88/89 mi abuelo Papi me regaló una Morey Boogie 143. La compró en el local de Flesh que todavía está sobre Gorlero y costó 100 dólares. Para él siempre fue un barrenador. Para mí y para casi todos los locales era una "morey". Femenino. Singular.
Técnicamente, se trata de una tabla de bodyboarding. Morey es el apellido del fundador de la empresa (Tom Morey) y Morey Boogie fue la marca de bodyboards que popularizó la disciplina en los 70s en los Estados Unidos y más tarde en los 80s en esta parte del mundo. La Morey Boogie 143, también conocida como "la original", era una opción de gama media con un forro inferior de polietileno de alta densidad.
24 años después rescatamos esa tabla de la baulera del edificio Arkontes y la sacamos a pasear un día a una de las playas de La Mansa. Lo subimos a Pedro arriba. No para hacerlo barrenar, ni tampoco para inculcarle ridículamente el deporte que practiqué poco y nada, sino más bien para poder llevarlo un poco más mar adentro y que use el dispositivo flotante como salvavidas. Lo cierto es que la morey resistió muy bien el paso del tiempo y hoy, más allá de las modas, luce impecable. La inversión de 100 dólares de aquel entonces, podría decirse, fue rentable.

martes, 1 de enero de 2013

Cerrado por vacaciones

Hasta el 14 de enero.