lunes, 14 de julio de 2014

Qué lindo es el Mundial

Llegar a la final o ganarlo, da igual casi a esta altura. Se va un Mundial más y este sí que fue bueno para nosotros. Pero lo mejor del Mundial (y lo peor si se quiere) es que pasa cada cuatro años. Y cuatro años en la vida de una persona es mucho.
Hace ese tiempo, precisamente, me lamentaba porque tenía que esperar cuatro años más para la próxima Copa del Mundo FIFA. Allí comentaba, también, que el próximo Mundial lo iba a ver con Pedro (cuando fue el de Sudáfrica todavía estaba en la panza de Agus). Bueno, pasó que este Mundial lo vimos no sólo con Pedro sino también con Joaquina.
A diferencia del anterior, mi entusiasmo con el evento fue de menor a mayor. El primer partido de Argentina ni lo vi, me enteré del resultado en un avión. El segundo sí lo vi con él. El tercero, en el trabajo. El cuarto, también. Para los cuartos de final contra Bélgica hicimos pic nic en casa. Y la semifinal la vi con amigos, aunque después nos encontramos para dar una vuelta y festejar. Y para la final también armamos un operativo corneta con mucho ruido para verlo con los abuelos.
¿Dónde estaremos en el próximo Mundial? Quién sabe. Eso es lo lindo de que sea cada cuatro años.

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