martes, 25 de noviembre de 2014

El extraño caso de la billetera

Lunes. 4pm. Busco la billetera. No la encuentro. Nos tenemos que ir.
Busco en los lugares habituales (en la mesa de luz, cocina), en los no habituales (abajo de la cama, atrás de la mesa) y en los impensables (entre la basura, en el cuarto de los chicos). No aparece. Hago memoria.
Recuerdo a la mañana, del otro lado del vidrio diciéndole a Joaqui desde el balcón "Joaqui, dejá la billetera, no".
Todas las miradas apuntan entonces a una sospechosa. Buscamos en los lugares donde podría haberla dejado. En el baño, en el inodoro, abajo los muebles, en algún ropero.
No aparece.
Busco más y más, no aparece.
Le preguntamos a la responsable, no contesta. La tratamos de hacer que, cual sabueso, nos diga donde está la billetera. Nada.
Voy al auto a ver si tal vez la haya dejado ahí. No.
Ya resignado y preopucado, digo, bueno vamos, después la buscamos tranquilos. O tal vez la haya perdido.
Hago un último intento de buscar en el mueble de la televisión. Ahí escucho una voz que detrás dice (después de que hayan pasado 40 minutos de búsqueda frenética): "Papá, yo sé donde está la billetera. La puse acá, atrás del dvd para que Joaqui no la pierda". Era la voz de Pedro.



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